miércoles, 25 de noviembre de 2009
lunes, 28 de septiembre de 2009
miércoles, 9 de septiembre de 2009
domingo, 30 de agosto de 2009
miércoles, 3 de junio de 2009
Me duele tu enfado.
Me duele tu tristeza.
Me duele tu enojo.
Pero lo que más me duele es tu silencio...
Sentir que te escondes de mí.
Que estás detrás de tus "no sé".
Que, como el tango:
Te busco y ya no estás.
¿Necesitas una excusa para separarte de mí?
Puedo subir la montaña más alta
con tu ayuda.
Sin ti, me cansa hasta jugar al escondite,
me cansa saltar obstáculos,
me cansa pelearme con tu orgullo,
me cansa golpear la puerta
que ambos queremos que se abra
y tú mantienes cerrada.
No creo en tu confusión sino en tus frenos.
No creo en tu "tiempo" sino en tu orgullo.
No creo en tu odio sino en tu frustación.
No creo en tu conducta sino en tu sentir.
Me siento como el ciego del poema de Rafael León
"que agita su pañuelo llorando
sin darse cuenta de que el tren
hace rato ya que ha partido..."
¡Ven! ¡Abre! ¡Habla! ¡Pelea!
¡Que aquí estoy!
Me duele tu tristeza.
Me duele tu enojo.
Pero lo que más me duele es tu silencio...
Sentir que te escondes de mí.
Que estás detrás de tus "no sé".
Que, como el tango:
Te busco y ya no estás.
¿Necesitas una excusa para separarte de mí?
Puedo subir la montaña más alta
con tu ayuda.
Sin ti, me cansa hasta jugar al escondite,
me cansa saltar obstáculos,
me cansa pelearme con tu orgullo,
me cansa golpear la puerta
que ambos queremos que se abra
y tú mantienes cerrada.
No creo en tu confusión sino en tus frenos.
No creo en tu "tiempo" sino en tu orgullo.
No creo en tu odio sino en tu frustación.
No creo en tu conducta sino en tu sentir.
Me siento como el ciego del poema de Rafael León
"que agita su pañuelo llorando
sin darse cuenta de que el tren
hace rato ya que ha partido..."
¡Ven! ¡Abre! ¡Habla! ¡Pelea!
¡Que aquí estoy!
miércoles, 1 de abril de 2009
miércoles, 25 de marzo de 2009
In Memoriam
Soledad no eres miedo. Eres realidad.
Cuando nadie se detiene, nadie se fija.
Cuando por mucho que lo grita por dentro
su única compañía está en si mismo.
Se adentra en su propio laberinto.
De miedos. De miedos. De miedos.
¿Ayuda para qué?
No volverá a marcar ese número.
No...
Y coincide contigo, siempre contigo.
Sola en lo terrenal. Contigo en lo espiritual.
Miro a mi alrededor: NADA
No estás y la gente que viene, nunca se queda.
Sola. Triste.
Contigo, siempre contigo.
...sin embargo
SOLA..........
//Tercer Aniversario.
Cuando nadie se detiene, nadie se fija.
Cuando por mucho que lo grita por dentro
su única compañía está en si mismo.
Se adentra en su propio laberinto.
De miedos. De miedos. De miedos.
¿Ayuda para qué?
No volverá a marcar ese número.
No...
Y coincide contigo, siempre contigo.
Sola en lo terrenal. Contigo en lo espiritual.
Miro a mi alrededor: NADA
No estás y la gente que viene, nunca se queda.
Sola. Triste.
Contigo, siempre contigo.
...sin embargo
SOLA..........
//Tercer Aniversario.
domingo, 8 de febrero de 2009
Instrucciones para llorar
Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza.
El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente.
Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos de Magallanes en lo que no entra nadie, nunca.
Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro, usando ambas manos con la palma hacia dentro. Los niños llorarán con la manga del saco (jersey) contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto.
Duración media del llanto, tres minutos.
Julio Cortázar.
El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente.
Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos de Magallanes en lo que no entra nadie, nunca.
Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro, usando ambas manos con la palma hacia dentro. Los niños llorarán con la manga del saco (jersey) contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto.
Duración media del llanto, tres minutos.
Julio Cortázar.
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